Siempre se ha cuestionado el origen de los flamenquines, son platos muy
arraigados en Andalucía y se atreven a apuntar quien fue su inventor. Según me
dicen los propios vecinos del Restaurante Madrid-Sevilla de Andújar,en la
provincia de Jaén, que allí Manuel Gavilán por el año 41 inventó el flamenquín
y así la familia en el bar ha seguido la receta original hasta que cerró el restaurante hace unos cuantos años. También hay que decir que la carretera nacional Madrid-Sevilla, antes, a su paso por Andújar, pasaba por la puerta del bar, y allí paraba
todo el mundo a degustarlo por la fama que tenía. De todos modos, en cualquier
otro lugar del valle del Guadalquivir son magníficos, seguro que el flamenquín
que te sirven te sabe a gloria.
El flamenquín básicamente consiste en trozos de jamón serrano (macerados
en vino) enrollados en lomo de cerdo, rebozado en pan rallado y posteriormente rebozado en harina-huevo-pan rallado y frito en aceite de oliva AOVE. Se puede acompañar de patatas y mahonesa o de una buena ensalada de
tomate.
Hoy
los haremos con ternera, quedan espectaculares y para el gusto de los pequeños
con jamón serrano en lonchas en lugar de una pieza de taco y un poco de queso
que lo suaviza.
INGREDIENTES: 6 filetes de ternera, 6 lonchas de jamón serrano, queso semicurado, 150
ml. de vino montilla para macerar los filetes, sal.
Para el rebozado: 1 taza harina de trigo, 2 huevos grandes, 1 taza de pan rallado,
aceite de oliva abundante para freír los flamenquines.
Lo pasamos al plato donde tenemos la harina, le damos la vuelta para que coja
harina por todos sus lados y lo dejamos en un plato mientras preparamos el
resto, esto les dará firmeza. Batimos el huevo batido en otro plato o fuente, le
damos una vuelta para mojarlo y por último lo pasamos por el pan rallado. Los
dejamos reposar un rato, y si no los vamos a consumir todos, cuando pase un
cuarto de hora los preparamos en una bolsa para congelar.
Los freímos en abundante aceite de oliva a fuego fuerte o en la freidora hasta
que los veamos dorados. Servimos a nuestro gusto.
La ensalada de lechuga y tomate con su buen chorreón de aceite y vinagre
es el mejor acompañamiento, y un poco de mahonesa. Pero los niños siempre lo
prefieren con patatas fritas y huevo, ¡contundente!.