No son fáciles de encontrar sobretodo frescas, en esta época de
cuaresma las encontramos en salazón y deberemos desalarlas mínimo un día
cambiando el agua muchas veces, es mejor hacerlo en dos días.
Para esta receta me gusta seguir las indicaciones de Karlos
Arguiñano, y siempre salen muy buenas.
Ingredientes: 500 gramos de cocochas
desaladas, 2 ajos, Perejil fresco, 1 cucharadita de harina, 150 ml de vino
blanco,1 guindilla
Preparación: Una vez
desaladas las limpiamos y recortamos es las pieles que les sobran mas bastas,
pero no las tiramos. Las cocochas las ponemos en papel de cocina para quitarles
la humedad. Si las utilizamos frescas les ponemos sal y si son desaladas nos estamos
quietos.
En un cazo ponemos un poco de agua y
un poco perejil, y las pieles de las cocochas, ponemos a cocer y reducimos para
hacer un caldito y aprovechar la gelatina.
Partimos laminados los dientes de
ajo y la guindilla y se doran en una sartén o cazuela ancha con aceite a fuego
muy suave y vigila que no se dore demasiado el ajo. Extrae los ajos y la
guindilla a un plato.
Añade a la cazuela una cucharada de
harina y rehoga bien. Vierte el vaso de vino blanco y un poco de caldo de haber
cocido las pieles, remueve bien, añade un poco de perejil picado y después, las
cocochas. Las cocinamos durante 2-3 minutos. En el último momento espolvoreamos
otro poco de perejil picado y el ajo frito y la guindilla. Sirve bien caliente.
Para
acompañar el plato me gusta ponerle unos pimientos del piquillo pasados por la
plancha, y un revuelto de ajetes y espárragos, todo de temporada, o unas patatas pobre... si nos pilla la nevera más apurada.