La definición común de colleja es de reprimenda
física, pero aquí venimos a disfrutar con esta estupenda verdura, muy común en
Andalucía en terrenos fértiles y con poca labor. Hoy en día es difícil de encontrar
en un paseo por el campo por la cantidad de herbicidas utilizados y si las
encontramos, como no sea un lugar muy aislado puede resultar hasta peligroso.
Lo mejor para no tentar a la suerte es comprarlas que ya se ven en
supermercados o conseguirlas en huertos de confianza.
Esto es copiado de wikipedia por que lo he
encontrado completito “La colleja es una
de las plantas nutricias autóctonas por excelencia en toda la región mediterránea,
pudiendo consumirse las hojas y los tallos tiernos, incluso en crudo. Es una
verdura muy fina, hasta el punto de que ni siquiera suele ser necesario
eliminar el agua de cocción para consumirlas. El hervido previo es recomendable
para reblandecer los tejidos de la hoja, aunque no es necesario. Puede
emplearse en guisos, hervida, en ensalada o incluso en tortilla, bastando
sofreir previamente las hojas, con o sin cocción preliminar. Su empleo como
verdura tradicional se ha ido abandonando con el tiempo, probablemente por lo
laborioso de su preparación, ya que las hojas deben separarse de los tallos una
a una.”
Ingredientes: Collejas
frescas unos 200 gr, 1 diente ajo, media cebolleta, 1 vaso pequeño de los de
vino de harina de garbanzos, igual de harina de trigo, unas hebras de azafrán o
cúrcuma para dar color y aroma, Sal y Aceite de oliva virgen extra para la fritura.
Elaboración: Arreglamos la
colleja, tenemos que ver que el tallo no esté muy duro, si está durillo lo
desecharemos entero y sólo nos quedamos con las hojas, si está bien, quitamos
el cogollo, y el resto de las hojas del tallo y lo vamos apartando para luego
cocerlo en agua con un pellizco de sal durante aproximadamente 10 minutos. Las
escurrimos ligeramente.
Mientras picamos muy fina la cebolleta y el ajo,
movemos añadimos las dos harinas, un poquito de sal y el azafrán o la cúrcuma.
Añadimos las collejas mezclamos y hacemos una
pasta ligera para que quede compacta, como cuando hacemos tortillitas de
camarón, para que al freír quede crujiente. Lo dejamos reposar en el frigorífico mínimo 20 minutos
para que la harina haga su función aglutinante.
En una sartén o cazuela amplia calentamos aceite
de oliva abundante y con una cuchara vamos vertiendo la masa, lo que entre en
la cuchara, y sin mover cuando vemos que está tomando forma damos la vuelta y doramos.
Las colocamos en papel de cocina para
quitarles el aceite que les sobra. Se sirven calientes, yo le he puesto para acompañar una ensalada sencilla, unos tomates, rábano y anchoas, aceite y vinagre.
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